Lo que aprendí de mi celulitis

Es 2022 y finalmente el tabú de la celulitis parece desaparecer. Yo empecé a experimentarla a una edad muy temprana. Viviendo en la costa, los días de playa con mis amigas eran frecuentes y mientras muchas se encontraban en una situación envidiable, yo viví la amargura de ver mi cuerpo desarrollar celulitis. 

Aunque a veces no es fácil desechar las ideas negativas que tenemos sobre nuestro cuerpo, podemos amarlo tal como es y querernos desde lo físico hasta lo mental, pero no puedo olvidar todo el tiempo que pasé preocupada y obsesionada con deshacerme de mis cicatrices. 

 

Las cremas y productos milagro no hacían nada, mi vida se centró en los alimentos correctos y ultra específicos para eliminar de mi vida la piel de naranja. Mi ritual iba más allá de la piel: el ejercicio obsesivo se convirtió en mi día a día. Por un momento pensé que lograría tener la vida que quería a través de un exhaustivo esfuerzo; la verdad es que fueron distractores para evitar mi realidad. 

 

Pronto, la celulitis era el menor de mis problemas. Mi obsesión había transformado mi vida y no sentía que era yo, vivía en el cuerpo de alguien más y me sentía completamente ajena a mi misma. Me costó mucho trabajo entender que el ejercicio es una herramienta para hacerme sentir bien, no un castigo para arreglar lo que yo consideraba imperfecto de mi cuerpo. 

 

Poco a poco desarrollé nuevos métodos, cambié mi forma de pensar y adopté un enfoque mucho más comprensivo conmigo. Aprendí a amarme por dentro y por fuera y, eventualmente, encontré esa paz que siempre había buscado, no a través de la validación de otras personas, sino a través de mí. 

Con Rice & Shine encontré productos que me han ayudado a darle ese cariño que le faltaba a mi piel. Mis cicatrices siguen ahí, pero poco a poco he podido ver un cambio en lo suave que se siente mi piel y en la forma en la que veo la vida.

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