Dermatitis: Un semáforo público de mis emociones

Esconder los sentimientos es muy fácil para algunos, pero cuando tu piel es un semáforo de tu estado mental, es difícil ocultarle las cosas a las personas que más te conocen. 

 

Gracias a la dermatitis la gente sabe cuándo me estreso, cuándo algo me preocupa o cuándo me he descuidado físicamente por mucho tiempo. Esas manchas rojas no son un signo de alto, sino uno de que estoy pasando por momentos que me superan. 

Afortunadamente muchas de las personas que me quieren lo ven como una señal para acercarse y asegurarme que no estoy solo. Además, la dermatitis también me ha hecho sentir que mi vida privada siempre está al margen para que la gente me cuestione sobre cosas que a veces quiero no quiero contar. 

 

El dolor físico que me acompaña sí ha tenido un efecto en mi vida: a veces las molestias son tantas que es imposible dormir. Si le sumo que esto pasa cuando mis niveles de estrés están hasta el cielo, significa que al día siguiente estaré de malas, desvelado y enfrentándome a un mal día.

 

Uno de los momentos más importantes en mi vida fue cuando encontré la meditación, o más bien, la meditación me encontró a mí. En ese momento le di importancia a mi salud mental. No fue a través de medicamentos, sino de una práctica ancestral, que mi dermatitis dejó de tener un papel protagónico en mi vida.

El control de mis emociones me ayudó a combatir la dermatitis, y al saber manejar el estrés, las expectativas e incluso la decepción, mi mente transformó positivamente las reacciones que podía tener. 

 

Claro, todavía cuido mucho mi piel. Gracias a Rice and Shine encontré productos naturales que han transformado mi vida, y al usarlos en los días que medito, casi es seguro que no pensaré en mis reacciones físicas durante el resto del día.

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